
M tiene fama de frío. Piensa a menudo en ello por las mañanas, procurando aliviar su habitual dolor de espalda con ciertos ejercicios, lavándose la cara, echando la meada y duchándose, sacudiéndose la noche de sueño. Se siente como de madera, rígido, quebradizo, pronto cumplirá los cuarenta. Pese a haber perdido unos kilos quitándose caprichos, […]
La chica que conoció a Thomas Pynchon — Proyecciones blog